The G.B. Sewing Bee Vs. Maestros de la Costura

Llevo ya un tiempo queriendo hacer esta comparativa, porque no encuentro ninguna rondando por la red. Encuentro resúmenes de ambos programas, pero comparativas no (lo sé, las comparaciones son odiosas, pero a veces ayudan a decidir) ;)

Desde que empezó el programa español, Maestros de la Costura, todos aquellos que saben que me gusta coser me preguntan mi opinión. Mi respuesta es siempre la misma: «Prefiero el The Great British Sewing Bee, de aquí a Pekín«.

¿Por qué? Porque me gusta la costura, pero sin embargo no estoy obsesionada con el mundillo de la moda. Veo las tendencias en los escaparates de tiendas, algunas me gustan y me compro alguna prenda, pero seguirla como las locas, pues no. Prefiero piezas neutras y atemporales que duren muchos años y sean facilmente combinables, sin importar que sean de varias temporadas atrás. Tengo un par de camisetas que lo atestiguan (¿verdad Ana?) ;)

En cuanto a estos dos programas, a mi entender, uno te enseña lo que es el mundo de la costura (The Great British Sewing Bee) y el otro está más enfocado a moda y todo lo que hay detrás de las grandes firmas de moda y diseñadores (Maestros de la costura).

He intentado hacer un cuadro comparando ambos y que veáis las diferencias:

Siento que no se vea más nítido, me he estado peleando con los editores de imágenes, el Google Docs y el Vista Previa un buen rato (por no decir un par de días) :S

Las diferencias comienzan en la propia finalidad de los programas:

El Sewing Bee busca a aquellas personas anónimas que dedican horas y amor a la costura de forma anónima. Aquellos que tú y yo conocemos de manera privada: nuestras abuelas, nuestros vecinos, nuestros amigos, etc.  El premio es un reconocimiento público y el agradecimiento a las horas de dedicación y esfuerzo.

Maestros de la Costura parece más enfocado a sacar al nuevo diseñador de moda que será famoso en años venideros, al nuevo Versace, la nueva Coco Chanel, etc. El premio es un monto económico, un curso en una academia prestigiosa y la venta de una colección cápsula en unos grandes almacenes.

Es decir, mientras en el programa británico concursan por el mero placer de jugar, en el segundo se nota muchísimo más la presión de la competición. Esto influye mucho más en el ambiente entre los concursantes. Mientras que en el Sewing Bee son mucho más amigables y dispuestos a ayudarse unos a otros, en el programa español hay veces en que si las miradas mataran, las dagas volarían por el plató. A mí me da angustia verlos tan peleones, tan faltos de respeto y de modales en tantísimas ocasiones. Digamos que en el español prima el reality y los rifirrafes, más que la participación en las pruebas del concurso. Para muestra, tres botones:

Conste que a veces también los jueces españoles, se las traen. Parece que con algunos comentarios y valoraciones, les guste echar leña al fuego de este circo.

Una cosa que me despista muchísimo en el programa español es la organización de las pruebas. Nunca sé qué van a hacer. Sí, la estructura es de tres pruebas en ambos programas, pero en el español, la temática de las pruebas nunca me queda clara, salvo por saber que la primera es individual, la segunda por equipos y la tercera la eliminatoria. Pero en cuanto al tema que van a abordar no queda en ningún momento claro. Es como si cada prueba fuera a tratar un tema distinto. En una prueba te piden transformar una cortina en una prenda y en la siguiente tienes que reproducir al milímetro una cazadora de una casa de confección.

El Sewing Bee, ya desde el principio del programa, en la introducción que hace el presentador, te dejan claro si esa semana será manejar tejidos de algodón o lo que llaman tejidos técnicos (lycra, elastán, lamé, jersey, etc); si se decantarán por un tema como moda de los año 80, vestidos de otros países, etc. Y todas las pruebas girarán entorno a ese tema.

Como véis en el cuadro, la duración de los programas y de las pruebas es otra de las grandes diferencias entre una y otra versión. En el programa británico, de apenas 1 hora de duración total, los concursantes cuentan con bastante más tiempo para cada prueba (para algunas muy complicadas cuentan con hasta 5.5h y la ventaja de traer piezas precortadas de casa) , y aún así sufren una enormidad contra el reloj. Los noventa minutos (1.5h) de cada prueba en el MdlC se tornan insuficientes, sobre todo cuando les hacen reproducir fielmente prendas de alta costura….

Cualquiera que cosa, aunque sea un simple ojal o botón, sabe que la costura necesita tiempo y, sobre todo, paciencia y concentración. Tener detrás la presión del tic tac de los 90 minutos no ayuda a sacar ni una sola prenda mínimamente ponible. No me extraña que no las puedan acabar… lo que me sorprende es que los jueces se lo echen en cara. :O

Y como contradicción, para el poco tiempo que dan en las pruebas lo interminable que se hacen los programas españoles. Señores de la productora… ¿en serio? El programa más corto que haya visto en el MdlC es de 2.5h!!!! Yo soy D.F.M y lo podría aguantar porque mi tiempo lo reparto como quiero al día siguiente… pero los aficionados al programa que se tengan que levantar al día siguiente temprano, lo tienen muy crudo. Un poquito de compasión….

Precisamente lo que más me gusta del programa británico es de lo que carece totalmente el español. Esa intriga de saber cuál será el «garment of the week» o la pieza de ropa mejor de entre todas las realizadas por los concursantes. Algunas son una pasada por lo originales que son, otras por los sumamente bien ejecutadas que están.

Por supuesto, esto es una valoración personal y totalmente subjetiva. xD

Yo veo los dos programas, pero disfruto más el Sewing Bee que el de Maestros de la Costura. Digamos que con uno me entran ganas de quitarle la funda a mi máquina de coser, y con el otro tendría que tomarme un lexatin al terminarlo de ver… xD.

Aunque sí es cierto que el MdlC me ha enseñado a ver todo lo que hay detrás de las colecciones anuales de cada diseñador. Es de agradecer el esfuerzo que hace en mostrarnos el esfuerzo, sudor y trabajo detrás de cada uno de los modelitos de pasarela.

¿Y a vosotros, cuál programa os gusta o disfrutáis más?

Nueva dermatitis para la colección: dermatitis shiitake

Algunos ya sabéis que mi piel es atópica, así que de vez en cuando me dan brotes de dermatitis y eccemas con los que tengo que batallar. Gracias a Dios, y digo esto cruzando los dedos, hace tiempo que no me da ninguno fuerte; aunque sí es verdad que mi piel sufre siempre de sequedad y tengo que estar continuamente hidratándola, sobre todo las manos (por fregar los cacharros que no puedo meter en el lavavajillas, supongo).

El caso es que cuando observo puntos rojos o granitos en la piel ya me saltan las alarmas. Pero cuando la piel reacciona como si me hubiera fustigado con un látigo, pues es algo a lo que no estoy acostumbrada, jajaja.

Una tarde de principios de febrero, me noté unas marcas en la piel del cuello y escote, como si me hubiera rascado.

Me resultó extraño, porque no recordaba haberme rascado en esa zona durante la mañana, pero no le dí la menor importancia. – «Quizá es la costura del cuello de la camiseta que llevo» pensé… «En un par de horas, cuando me ponga el pijama se habrá quitado«.

Cuando me fui a poner el pijama, me di cuenta, que las marcas (como de arañazos o de latigazos) ya no estaban sólo en el cuello y escote, sino sobre todo en la espalda (en toooda su extensión: de izquierda a derecha y de arriba a abajo).

Me quedé un poco con cara a cuadros y con la mosca detrás de la oreja. :O Pero como no me picaba ni nada, pues me fui a dormir con la esperanza de despertar bien por la mañana.

Por supuesto, la cosa no había mejorado a la mañana siguiente. Estaba igual. Si acaso, me escocían un poco cuando me rozaba la ropa. Aunque picar, no picaba.

Con todo y con eso, llamé por la mañana temprano a mi doctora y pedí cita, que me dieron para esa tarde a las 14h.

Al verme mi doctora (santa paciencia tiene conmigo la buena señora), lo primero que me preguntó…. «¿Te pica la piel? Porque tienes marcas de haberte rascado por el escote y por toda la espalda«… Le dije que no, pero ella insistía en la pregunta. Cuando se aseguró de que yo decía la verdad (jajajaja) me miró detenidamente, intentando averiguar qué demonios era eso que me recorría el cuerpo. Me sacó sangre para ver si no fuera un herpes o la varicela…. pero los resultados fueron negativos.

Ante esa situación, pidió cita urgente para que me examinara un dermatólogo que hay en Thalwil. Esa misma tarde me tocaba ir de nuevo a las 17h a una consulta de dermatología. Mi primera vez, ¡chispas!… xD

El dermatólogo, un chico joven, pero no más joven yo, me volvió a examinar y me preguntó mi historial dermatológico. Le dije que mi piel tiene tendencia a la dermatitis atópica, pero que ya tengo experiencia en detectar yo misma los brotes y que hacía mucho que no me salía uno, porque me cuido mucho la piel. Además, que aquello no tenía aspecto en absoluto de dermatitis atópica.

A él le extrañaba tanto o más que a mí que el patrón que seguía el sarpullido fuera como de marcas de latigazos o arañazos. Me preguntó si me picaba; le dije que no, que más bien a estas alturas ya (llevaba unas 48h con el sarpullido) me escocía más que me picaba. Me preguntó también qué había comido estos últimos días. «Uhm… no sé… rösti, coliflor al horno con bechamel, gnocchi con shiitake, ensalada caprese de tomate y mozarella…. lo normal. Nada de huevos, nada de salsa…. no soy alérgica a ningún alimento, salvo por una intolerancia al kiwi que hace décadas que no como….«.

Para cuando yo terminé mi parrafada, tenía al dermatólogo sonriendo y con los ojos como platos diciendo… «Nooooo, no puede ser… no puede ser…. joer, qué suerte tengo!» .

¿Perdón?

No, disculpa… es que creo que lo que tienes… no puede ser… (se sonreía él solo). No… sí…. no puede ser… creo que lo que tienes es una dermatitis por shiitake….  es mi primer caso. Cuando estudiaba en la facultad, una compañera de clase que estaba de prácticas en una consulta, nos dijo que le había llegado un caso de una mujer que había comidos setas shiitake en un restaurante chino y al cabo de 24-48h le habían aparecido marcas como las tuyas. Pero yo, personalmente, en toda mi vida profesional, no había visto ningún caso. Estoy feliz, es la primera vez que lo veo… .

Hombre, yo encantada de haberle alegrado el día (pensé, qué digo el día, la semana…..), pero a mí no me alegra tener este sarpullido. Que menos mal que mi marido no es celoso, que si no iba a pensar que el amante había sido muy bruto…. jajajaja.

Nos miramos los dos y nos tuvimos que reir, claro… xD

Por lo que he visto en internet y en la wikipedia la dermatitis shiitake fue detectada por primera vez en 1977 (es casi tan vieja como yo, bueno igual de vieja que Luy). Hay más casos en China y Japón, obviamente, por ser estas setas originarias de esa zona. El primer caso detectado en el mundo occidental fue en 2006 en UK. Pero claro…. la gastronomía asiática se está poniendo de moda y está empezando a convivir en nuestro día a día occidental, así que se están extendiendo patologías de esos lares que para nosotros no son conocidas.

Básicamente se produce al comer cruda o poco hecha esta seta. Eso fue lo que me pasó a mí…. que me había hecho dos días antes un plato de gnocchi con shiitake, pero me pudo el hambre, así que no terminé de hacer bien las setas. Porque si no, no me lo explico: ya había hecho ese plato al menos en dos ocasiones más y no me había pasado nada; y somos de ir al restaurante chino de Thalwil o traernos la comida del chino a casa al menos una vez al mes…

Afortunadamente, en el 90% de los casos, se cura a la semana con un simple tratamiento por vía tópica. El dermatólogo, después de hacerme un book de fotos que ni a una modelo (le tenía que haber hecho pagar los royalties … Jajajaja) me puso un tratamiento de pomada de corticoides y pastillas de antihistamínico y efectivamente, a la semana ya no había ni rastro. Yupi!

Eso sí, al día siguiente de mi visita a su consulta, me llamó para explicarme que se había puesto en contacto con el Unispital (por lo visto son los especializados en este tipo de dermatitis) y que su recomendación era comer la próxima vez una porción muy, muy, muy pequeña de setas y muy bien cocinadas. Y que esperara unas 24-48 horas a ver cómo reaccionaba la piel (por cierto, recomendación que aún no he llevado a cabo, jajajaja).

Por si acaso, también me hizo recoger en consulta un kit de emergencia (contiene anthistamínico y corticoides en pastillas), por si voy al extranjero o como en algún restaurante chino. Lo tengo que portar conmigo siempre.

En fín, siempre me gustó coleccionar cosas…. pero cuando empezamos a coleccionar dermatitis, es que estoy hecha un canastito de chucherías…. xD

Día Mundial del Agua: inciativas para colaborar (y II)

Como me estaba saliendo un post muy largo (qué novedad, no? :P) sobre el Día Mundial del Agua, he decidido dividirlo en un post separado, con otra iniciativa con la que podéis colaborar solidariamente y ayudar a la concienciación sobre el problema del agua en sociedades donde no se tiene la misma suerte que nosotros.

Mientras me documentaba para el post anterior, me topé casualmente (bendita casualidad!) con un artículo del diario El País, donde se hablaba de Auara, una empresa social dedicada a vender agua embotellada y cuyos beneficios, el 100% del dinero de cada botella, va destinado a proyectos de construcción de pozos, tanques y reservas de agua en países como Perú, India, Haití, Kenia, Sierra Leona, Tanzania, etc.

Aquí os dejo un vídeo que he encontrado en YouTube:

Me encanta toda la filosofía que hay detrás de Auara: llevar el agua a quien lo necesita, de manera responsable y ecológica (sus envases sostenibles son fabricados con materiales 100% reciclado), sin otro beneficio para ellos que el de saber que están cambiando el mundo con su generosidad desinteresada y con sus pequeños actos.

Además de la transparencia que respiran… a ver qué otra empresa tiene a disposición libre los estatutos internos y los principios que rigen su organización. ;)

Evidentemente, no sé si en Suiza se pueden obtener sus productos, pero os puedo asegurar que cuando vaya a España intentaré hacerme con algunos de ellos. Al menos sé que así ayudo en lo que puedo a alguno de esos maravillosos proyectos que tienen diseminados por el planeta.

Así que ya sabéis, buscad sus productos en tiendas y restarantes y si no los encontráis pedidlos a los dueños. Auara también dispone de su propia tienda donde pedir sus botellas de agua.

Y ya sabéis, un grano no hace granero, pero ayuda al compañero…. y si el grano se convierte en gota de agua, mejor que mejor… ;)

 

Día Mundial del Agua: inciativas para colaborar (I)

Hoy 22 de Marzo, es el Día Mundial del Agua. Sí, hay días para todo… estos de la ONU… jajaja.

Pero hoy os quiero hablar de cómo aportar nuestro granito de arena, para ayudar a que mucha gente, que no tiene la suerte de vivir en un sitio con el agua a mano, pueda disfrutar de este bien que da la vida. En sentido literal además.

Para empezar, algunas cifras.

– En todo el mundo, 748 millones de personas tienen serios problemas para acceder al agua limpia y potable.

– Más de 700 niños menores de cinco años mueren todos los días a causa de las diarrea dprovocadas por por las malas condiciones del agua, saneamiento e higiene.

– Unos 2,1 millones de personas viven sin agua potable en sus hogares.

– En 8 de cada 10 hogares de los que carecen de agua, las mujeres y niñas son las encargadas de recoger el agua. Se ven forzadas a recorrer larguísimos kilómetros en busca de agua, dejando para ello de ir a la escuela y estando en riesgo de sufrir violencia o muerte en el camino.

Todos los que residimos en Suiza tenemos, sin embargo, la suerte de disfrutar de una de las aguas más ricas y mejores de todo el planeta.

Es sabido que Suiza es país de agua: los lagos, ríos, saltos de agua, etc que posee este país así lo atestiguan. El hecho de que nuestra agua corriente, la que sale cuando abrimos el gifo de la cocina, sea de tan buena calidad nos enorgullece. En las calles de cada ciudad y cada pueblito de Suiza, disfrutamos de fuentes a cada pocos metros, con las que aplacar nuestra sed en los calurosísimos días de verano, hacer infinidad de fotos cuando se congelan o en las que rellenar nuestras botellas Sigg.

Nuestra agua viene del lago de Zürich o de las montañas de los Alpes… pero a veces, casi siempre diría yo, se nos olvida que un simple gesto como abrir un grifo, tan corriente y moliente para nosotros, supone un lujazo en otros lugares. Casi tanto lujazo o más como comprar un collar Cartier o un reloj Philip Patek en esas joyerías del final de la Bahnhofstrasse ;)

Recuerdo cómo hace años una amiga de la facultad, cuya familia había adoptado a un guapísimo niño de Guinea Ecuatorial, me hablaba sobre la alegría de su nuevo hermano al ver que dando a un interruptor había día (luz) o noche (se apagaba); y la risa y algarabía que le entró cuando al entrar en la cocina, vio a su nueva mamá abrir el grifo y salir de ella agua. Te da qué pensar…

Un día, habiendo quedado para almorzar con Zuriquesa, fuimos a un restaurante que participa en una campaña llamada «Drink and Donate».

Recuerdo que pedí el menú especial y de beber… agua. Hace años que no bebo carbonatados, siempre agua y me fijé que en la carta del restaurante había una que se llamaba «Züriwasser» o lo que es lo mismo: Agua de Zürich (no, no tiene nada que ver con el agua de Valencia o el agua de Sevilla, jajaja).

Yoli me comentó que en realidad se trataba agua de grifo, por la que pagabas 3 Chf, pero una parte de los beneficios iba a parar a proyectos solidarios de desarrollo en sitios donde el agua, precisamente, era escasa o de muy mala calidad. Total, yo iba a comer con agua, me daba igual si era de marca o de grifo…. así que elegí la de grifo y encima aporté un poquito a la sociedad. :)

El caso es que me quedé con la cosa de buscar la web y los proyectos, pero luego, todo se precipitó (carta de desalojo, búsqueda de casa, mudanza, etc) y se me olvidó.

Hoy he estado echando un vistazo en la red y por fín he leído de qué se trata.

«Drink and Donate» (Beber agua de grifo, Donar agua potable) es una iniciativa para concienciar a los suizos de que debemos cuidar ese recurso que es el agua y ayudar a hacer posible el acceso a agua potable limpia a otras personas menos afortunadas, con una pequeña donación.

La aportación en cuestión son apenas 3 Chf: 2 para el comercio asociado a la iniciativa (para pagar al personal que te va a servir el agua) y 1 para el proyecto solidario.

Si queréis más información, desempolvad el diccionario de alemán o haced uso de vuestro traductor online favorito, y echadle un vistazo y varias leídas a la web de Drink and Donate.

Tienen un listado de restaurantes, hoteles y conciertos asociados a la inciativa, así como explicación de los 3 proyectos, cada uno de ellos llevados a cabo por las organizaciones Helvetas, Skat Foundation y WaterKiosk Foundation.

Sé que alguno pensaréis…. «Ni loco pago por que me den en un restaurante agua de grifo!». Pues vale, eres muy libre de hacerlo así, si quieres. :) Este es un país libre afortunadamente.

Pero piensa que si lo que quieres beber es agua… ¿no es mejor unirte a una buena causa y pagar por agua de grifo con una buena finalidad, que darle el dinero a las grandes corporaciones alimenticias que sólo piensan en su beneficio? ;)

Yo lo tengo claro… allá donde vea el simbolito de Drink and Donate o el de ZH2O Züriwasser, allá que la pido.

Al menos dormiré un poquito más feliz esa noche. :)

 

Acostumbrándome a la inducción

Retomo el blog en este 2019 para seguir hablando de este piso nuevo en el que vivimos ahora.

«Villa Poyaque» (pos ya que vas para arriba/abajo, súbete/bájate esto…) ha venido con un detallito nuevo que no me esperaba: una placa de inducción…. sólo de inducción. :/

Las ventajas han sido evidentes: es más rápida cocinando y viene además con un botoncito de «boost» que hace que, por ejemplo, un cazo con agua para cocer pasta se ponga a hervir en menos que canta un gallo. Como te descuides el agua se rebosa entera (conste que aún no me ha pasado…. ;P)

Lo malo es que con la inducción me di cuenta que algunas cosas no me funcionaban; entre ellas mi amadas sartenes de Tefal.

Compradas allá por 2007, cuando recién aterrizamos en Dublín, ya tenían sus años, pero estaban como nuevas. Sobre todo la más grande (de 26 cm). Es verdad que la pequeña estaba ya tan usada que ni el famoso punto rojo de Tefal se le veía.. :( Pero a pesar de eso seguía funcionando a la perfección. Cierto que en esa ya empezaba a hacer burradas, como la desmenuzar el filete de pollo para la ensalada césar directamente en la sartén usando un tenedor (por supuesto esto no lo hacía con la otra más grande, que estaba más nueva). Pero teniendo en cuenta que la sartén la usaba todos los días y ya tenía 11 años cuando la cambié…. Pues la verdad es que me han salid buenas las dos.

Y allá que voy a ponerlas a funcionar y veo que el piloto de la placa me pita y empieza a parpadear…. mi gozo en un pozo. He tenido que cambiar mis dos maravillosas Tefal por unas sartenes adecuadas a la inducción. :( Espero que me duren como poco otros 11 años; aunque tal y como hacen las cosas ahora, no las tengo todas conmigo.

Otras de las cosas que no iban bien en la nueva inducción era… mi cafetera italiana Bialetti. :(

Oh! :O

Esa primera mañana nos tuvimos que tomar té, en lugar de café. Luego, cuando ese día ya me cansé de abrir cajas de mudanza, bajé el supermercado a comprar ese adaptador que véis en la foto de arriba, porque lo de cambiar también de cafetera como que ni me lo planteo.

Y lo último hasta ahora (crucemos los dedos para que sea lo último de verdad) que he tenido que cambiar es algo muy suizo…. el caquelón de fondue.

Esto era un pelín más problemático: tradicionalmente son de barro. Al menos el mío lo es.

No pensé que se hicieran caquelones para inducción. Bueno, sí, lo sé…. los hay de hierro fundido… me consta. Pero no me negaréis que son feuchos y sosos y además pesan una barbaridad.

Primero, detesto las cosas que pesan: tengo tendencia a caer accidentalmente las cosas de mis manos, así que mejor que lo que se caiga no pese…. por el bien de mis manos (se me suelen abrir las muñecas con las cosas pesadas) y por el bien de mis pies (que se te caiga una sartén o cacerola de hierro en un pie vestido únicamente con una flip flop de estar por casa y me cuentas… xD).

Segundo, los caquelones de hierro son extremadamente sosos. Nada de diseños tradicionales con flores de edelweiss, heidis, vaquitas, scheerenschnitte, etc… nada de nada. El color del esmalte y ya. :S

Cuando fui a la tienda preguntando por un caquelón apto para inducción, no las tenía todas conmigo. Pensé que me iban a intenar encasquetar el de hierro. Me equivoqué; me intentaron encasquetar, no sólo el de hierro, sino además (habida cuenta de mi negativa a ese tipo de caquelón) un adaptador para mi caquelón de barro. :/

En la tienda había otra chica con el mismo problema que yo; se ve que no era yo la única. Y también a ella le parecían sosos los de hierro fundido. Como decía ella…. lo bonito de una fondue de queso, además de compartirla con amigos, es disfrutar de un diseño bonito en el caquelón. Y el de hierro esto no lo tiene.

Ella se terminó yendo con un adaptador, pero yo me fui de vacío. Básicamente, porque antes de ir a la tienda ya había probado poner mi caquelón de barro en el adaptador que había comprado para la cafetera y la experiencia no me convenció: tardó muchíiiiiiiiisimo en calentarse el caquelón. Y eso en vacío…. si le llego a meter el contenido del sobre, aún estaría esperando a que se derritiera la fondue.

Al llegar a casa estuve investigando un poco por internet. Así me enteré que hay una casa de caquelones, que ha adaptado el tradicional recipiente de barro, con un fondo de inducción. Aleluya!

Y encima, uno de los que vendían adaptados a inducción, lo tenían disponible en la sección de regalos por puntos de mi supermercado. :) Ay, que bien me vino coleccionar puntos del Coop con su tarjeta de fidelidad…. :D

Hice mi pedido y un par de días más tarde, ya lo tenía en casa. Yupi!

Por supuesto que ya lo hemos probado un par de veces y estamos muy contentos. :)

Y vosotros… ¿habéis tenido experiencias parecidas al cambiar a la inducción?

 

¡Qué diferencia…!

Estaba yo tranquilamente sentada en mi sofá mientras veía un episodio de Miss Marple en la tele, cuando me timbraron a la puerta.

Como no estoy «hecha de más carne», pues lo primero que he pensado es que a lo mejor tenía la tele muy fuerte y estaba molestando a algún vecino…. aunque era improbable, porque yo soy de las de escuchar la tele muy bajita (para deseperación de Luy), precisamente por no querer hacer a otros lo que en su día yo sufrí…. ;)

El caso es que con este pensamiento en la mente, apago mi tele y me acerco a abrir a la puerta. Y entonces, me topo con un regalo…. ¿de Reyes Magos? ¿De San Nicolás?… xD

Lo siguiente que pensé es que mi amiga Enri o mi antigua vecina Pía (del piso anterior) al ir o venir del supermercado me había dejado algo en la puerta. Claro, eso tendría lógica si el paquete en cuestión sólo hubiera estado en mi puerta… pero luego me dí cuenta que los demás vecinos de mi corredor tenían un paquetito igual… jajaja.

El «paquetito» en cuestión….

Resulta que era un regalo de navidad de la agencia de este edificio.

Y aquí el contenido…

Por cierto, como nota curiosa, ese vino procede de la hacienda de Albano Carrisi…. sí, sí…. el Al Bano de Al Bano y Romina. ;)

Por si en la anterior foto no hubiera quedado claro qué era…..xD

Hubieran dado en el clavo si la botella de vino, en lugar de tinto (que no me gusta) hubiera sido de blanco…. pero aún así ha sido un detallazo.

Estoy poco acostumbrada a estas cosas, la verdad…. En el piso anterior, la agencia no daba ni mandaba nada…. ni las gracias.

Únicamente me dejaron este verano una minicajita de chocolates de la casa Merci (que están en mi opinión más bien malillos) en mi buzón como agradecimiento por dejarles pasar con los arquitectos que están encargados de hacer la famosa reforma del edificio…. y ni siquiera fue la agencia. Fue cosa de la dueña, porque fui de las únicas que no se negó a dejarles entrar en el piso (así de mal hicieron las cosas que la gente estaba muy molesta con todos ellos).

Sin duda, ha sido todo un detalle de nuestra agencia actual, aunque me dejan con una duda…. ¿Tengo que devolverles yo el detalle?.

Estoy muy pez en estas cosas. ¿Alguien ha estado en esta situación? ¿Algún consejo?

 

Cambios a la fuerza

Supongo que a estas alturas, quien no se haya enterado personalmente, lo habrá leído en el blog de Luy…. pero nos hemos mudado de casa.

Nos han hecho mudarnos, mejor dicho.

Pensábamos que este verano sería, por primera vez en tres años, tranquilo. Nada más lejos de la realidad. :(

Ya sabéis que en julio recibimos (nótese mi sarcasmo) una maravillosa carta comunicándonos la rescisión de nuestro contrato de alquiler por parte de nuestra patrona. Un encanto. Sobre todo porque llegaba en el peor momento del mercado inmobiliario en Suiza: pleno verano, cuando no se anuncian muchos apartamentos en los portales de búsqueda, porque nadie en su juicio deja su casa antes de irse de vacaciones ;).

Ese fin de semana de mediados de julio (recibimos la carta un sábado por la mañana en envío certificado) creo que dormí si acaso 3 horas…. en los dos días. La semana siguiente no fue mejor en cuanto a recuperación de sueño. Entre la ola de calor infernal de este verano y la preocupación de tener que buscar nuevo piso a la fuerza…. :(  Salvando las distancias, creo que puedo llegar imaginarme ahora mismo la desesperación que sienten aquellos que reciben su carta de desahucio (ya lo he dicho, salvando las distancias).

Han sido 6 años maravillosos en un apartamento que nos cayó casi del cielo. Recuerdo que fue tanta la suerte que tuvimos, que nos pasamos casi 6 meses pensando cuál sería el «catch», que algo chungo tenía que tener, jajaja.

Sabíamos que los cuartos de baño y la cocina eran antiguos y los tendrían que reformar tarde o temprano.

Esas tres mozuelas que tenía en mi cocina a modo de azulejos, estaban ya desgastadas después de tantos años de fregoteo. Con sus aperos de labranza, sus cestos de mimbre al costado o el corderillo a las faldas, Úrsula, Regula y Hannah me han visto trastear y cacharrear en la cocina lidiando con recetas nuevas. Una pena que no cayera nunca en hacerle fotos a ninguna de las tres. Con la reforma integral que quieren hacer al edificio se perderán…

Lo que más fastidia es la manera de hacernos partícipes (es un decir) del destino del edificio. Sin preaviso, sin reuniones previas para hacernos el cuerpo a un proceso de duelo que iba a venir. No… así no. Simplemente una carta certificada… a bocajarro.

Yo, que lidio mal con los cambios incluso cuando los inicio de motu propio, aún estoy intentando habituarme a no ver el jardín trasero ni la «casa bonita» mientras desayuno.

Voy a echar de menos ese jardín, tan blanco en las nevadas de invierno.

Me regalaba cada primavera un hermoso hanami «privado» gracias a su gran cerezo ….

…. y en otoño me encantaba ver sus tonos rojizos, anaranjados, pistacho….

En las noches de verano me gustaba sentarme y disfrutar de las tormentas que caían mientras estábamos a resguardo… también ver el cielo estrellado gracias a no tener apenas contaminación lumínica.

Y sí, sé que en este nuevo apartamento voy a estar bien. :)  Pero siempre fui un poco la mujer de Lot y tiendo a convertime en estatua de sal por mirar atrás.

Espero que estos nuevos cielos de los que disfrutamos desde septiembre me ayuden a recordar el verano de 2018 con un poco de sonrisa algún día….

Aún ando abriendo algunas cajas. Espero que sepáis perdonar mi ausencia este tiempo.

 

Nueva vida a unos zapatos

Hay veces que una tiene una cabecita llena de ideas locas y no muchas ganas de pensar en más de 4 cosas…. y se mete en fregaos y berenjenales…. ;)

En una de mis visitas a Madrid hace un año más o menos, visité la tienda Casa Hernanz, una alpargatería señera y con solera. De verdad que por ver su interior lleno de estanterías hasta arriba con distintos modelos de alpargatas (es también cordelería y cestería) bien merece la pena aguantar las largas colas que se forman delante de la tienda.

Pues compré allí unas suelas de esparto, con la idea, supuestamente, de hacerme mis propios espartos. Pero, como siempre, ahí los dejé…. :(

Y el otro día, revisando armarios, encontré esos zapatos que adoro, pero que no me he puesto desde hace dos años porque las cuñas eran duras y más de una vez he pegado traspiés con ellas:

Así que pensé…. ¿Y si les quito el piso y las tiras  (que son piel vuelta) y las apaño en las suelas de esparto?.

Con la ayuda de Luy, logré separar los componentes del zapato y quedarme con las dos partes que me interesaban.

Para poner las tiras usé primero los alfileres de costura.

Pero probarse el ancho, con los alfileres es un poco doloroso, jajaja.

Así que al final marqué las líneas con boli en el zapato y luego fue cuestión de encontrar el modo de asegurarlas antes de pegarlas.

También probé a ponerlas con grapas, pero como no tengo grapadora de tapicería, (la mía es la de oficina) no me servía mucho. Al final, pues hilo y aguja… Lo clásico. :)

¿Me gano la vida de zapatera?

La respuesta es… NO. Jajajajaja.

Cuando ya me había dejado los dedos con los alfileres, el dedal y la aguja…. Cuando ya tenía las dos suelas con las tiras marcadas a boli y cosidas, sólo a falta de pegar el piso… Me dí cuenta del fallo…. ¿lo véis?

Las hebillas debían ir hacia fuera, no hacía dentro :(.

Pero bueno…. con un poco de paciencia, logré ponerlas como se debe. Tuve suerte y las marcas de boli, me sirvieron también como guía para la colocación correcta de las tiras.

Le dí un repasito también a la parte del piso, proque tenía unos pespuntes decorativos que se habían estropeado con el uso. Usando hilo de bordar, repasé yo los pespuntes y los dejé «niquelaos». :)

El siguiente paso, pegarlas con pegamento de calzado, fue mucho más entretenido. Pero que muuuuucho más entretenido … jajajaja.

Cuando acabé de pegar las suelas (hay que seguir las instrucciones del fabricante de pegamento), mi atelier olía a pegamento por todos lados. :D

Yo casi veía elefantes azules volando… jajajaja. Había gastado el tubo de 30gr entre los dos zapatos.

Luego es cuestión de ejercer la presión y peso necesario para que peguen. Yo las metí debajo de cajas de libros (el saber no ocupa lugar, pero sí peso, jajaja).

Cuando las saqué, mis sandalias ya estaban listas para ser probadas.

Salí a dar un paseo corto y no me quedé descalza por la calle, así que bieeeeeen. :)

La verdad es que estoy contentas con mis «nuevas» sandalias de esparto.