Pues sí, como lo leéis. ;)
No tenía bastante con el hula semanal y con las clases de flamenco, a las que ahora voy dos veces al mes… también voy a clase de salsa cubana, desde hace unas cuantas semanas.
De momento, es nivel principiante, así que sólo hemos aprendido tres o cuatro pasos básicos. Si me preguntáis el nombre: «mambo», «cucaracha» y la vuelta. Creo que hay uno más, pero no recuerdo ahora el nombre, jajajaja (qué desastre…)
Las clases son aquí en Thalwil, así que muy bien. Lo malo es el horario, que es un poquitín tarde, y nos hace tener que decidir si ir muertos de hambre y cenar al regresar (tarde) o ir masticando el último bocado engollipaítos perdíos… jajaja. De momento, estamos probando a ver qué nos viene mejor. Y sí, hablo en plural… a estas no voy sola sino con Luy. Yupi! :D
Yo de momento, ya me he comprado los zapatos pertinentes.
Lo que me llama más la atención es la hebilla, de un tipo especial para poder quitarlos y ponerlos con más facilidad; aunque he de reconocer que a mí aún me cuesta y soy un poco torpe intentando atinar.
(perdón por la baja calidad de foto)
La suela también es muy curiosa, es como de terciopelo o de antelina.
Acostumbrada a los clavos en puntera y tacón de mis zapatos de flamenco y a mis pies descalzos en hula, me llama mucho la atención que la suela esté forradita de ese material. Supongo que es para poder deslizarse mejor en algunas figuras… figuras que de momento no hemos aprendido, que para eso estamos en el nivel de principiantes.
La profe, cubana ella, nos pide todas las semanas que practiquemos en casa… y la verdad, en casa se escucha mucha música de distintos tipos (rock, pop, clásica, flamenco, copla, hawaiana, irandesa, chill out, etc.) pero lo que es música cubana, pues no. Habrá que hacer incursiones en youtube y buscar algo que merezca la pena (nada de reggaeton que lo odiamos…).
Entre que no se oye mucha música cubana en casa y que somos unos flojetes, cada semana se me pone el nudo en la garganta cuando la profe nos pregunta si hemos practicado en casa. Casi como cuando mi seño Dña. Paquita nos ponía en la tarima de clase en E.G.B. a preguntarnos las tablas de multiplicar o los tiempos verbales. Yo lo pasaba fatal, porque no estudiaba casi nunca. Era de las de hacerlo todo al último minuto, y claro, luego todo era «llorar y crujir de dientes…» jajaja.
Pero bueno, de momento vamos salvando el tipo y hasta empiezo a dejarme llevar (muy de vez en cuando) por Luy y no ser yo la que lo lleve a él, que esa es otra… :D