Booda’s odyssey: el ramo

No querí­a nada muy grande, ni muy ostentoso.

En un principio no tení­a muy claro como funcionaba lo de encargar el ramo. ¿Iba a una floristerí­a y preguntaba? ¿Miraba por internet?

Lo cierto es que mi amiga Rosa, que está en proceso de casarse también, pues me habló de una chica que se dedica por su cuenta a la floristerí­a. Me dijo que hací­a cosas muy chulas, y la verdad es que acertó de pleno.

Yucca Flores es el nombre profesional de Tamara. Le envié un email acerca de mi ramo y me contestó rápidamente. Quedamos en su casa una tarde y me enseño su trabajo. No me hizo falta ver más ni hablar con nadie más. Lo que ví­ me encantó. :)

Escogimos ese mismo dí­a las flores. Yo querí­a algo sencillo y pequeño, tipo madreselva, jazmí­n, etc. Después de hablar con Tamara, vimos que iba a ser muy difí­cil hacer un ramo duradero con ese tipo de flores, ya que al ser tan pequeñas iban a perder su frescura enseguida se les cortara el tallo.

Las flores elegidas fueron Ranúnculos (las más grandes, que parecí­an rosas), Limonium (que eran las que daban el toque de color lila) y Freesia (que era la que olí­a). Nos inspiramos en éste de aquí­:

fflores.jpg

La verdad es que el resultado fue increible…!! :)

Ramo 1.jpg

Ramo 2.jpg

Ramo 3.jpg

Con las flores que sobraron de mi ramo, hicimos un ramito para tirar entre las solteras, y dos prendidos.

La verdad es que no puedo más que recomendar el trabajo y el buen hacer de Yucca Flores. Todo han sido facilidades. Ella misma trajo las flores lo más tarde que le fue posible el dí­a de la boda para que las flores estuvieran frescas y presentables.

La historia de Yucca Flores es increí­ble. Para hacerlo por su propia cuenta y riesgo, sin publicidad ninguna, tiene bastante demanda. Me contó que empezó de casualidad preparando el ramo de flores para una de sus amigas. Gustó tanto, que empezaron a llamarla amigas de su amiga , y se fue comentando de boca en boca los preciosos trabajos que hací­a. Y así­ un año tuvo 12 bodas, y al siguiente casi 18 etc, etc.

Yo he sido su primera boda de este año. Cuando hablé con ella por primera vez, tení­a confirmadas 13 más (creo) y cuando tuve mi última entrevista con ella ya iba por las 20 y tantas…. y aún queda año por delante… ;)

Muchas gracias Tamara (Yucca Flores) por toda tu simpatí­a y tu consideración. Tus consejos siempre han sido acertados incluso cuando yo tení­a ideas distintas. (ejemplo, las pulseritas de flores). Te diré que a la chica que le tocó el ramito de solteras estaba encantada y comentó lo bonito que era y lo bien que olí­a. :)

 

Booda’s odyssey: complementos

Bueno, ya tení­a vestido. Ahora faltaban los complementos.

Los zapatos fue lo que encontré primero en mi búqueda de complementos. Los encontré en Moonson, en Dublí­n. Al principio no habí­a de mi número (un 4 en Irlanda), pero al final los encontré :).

IMG_7029.JPG

El tocado lo encontré aquí­, en España (en la plaza de Pontejos en Madrid). Está hecho a medida. El que yo me probé estaba montado en una pasada (diadema) y era de color verde agua y gris. Pedí­ el mí­o sobre un peinecillo e introduje el color marfil en lugar del gris. No caí­ en la cuenta de que este cambio de color iba a dar un toque andaluz a mi atuendo y encima, para darle aún más ese aire de mi tierra luego añadí­ el siguiente complemento.

IMG_7344.JPG

Un mantón de seda natural en color marfil bordado a mano, comprado en la calle Sierpes de Sevilla ni más ni menos, fue lo que me sirvió para tapar hombros en la ceremonia (y andar peleándome con él la mitad del tiempo, pero no me importó… :D). Me quitaba así­ de encima un viejo capricho y me daba un gustazo.

manton1

Por joyas, el anillo de compromiso y unos pendientes simples con detalles en verde que vi en la joyerí­a que mi madre visita siempre. El brazalete que llevé era el «algo prestado» de mi amiga Mari Carmen (la chica a la que los asistentes cantamos el cumpleaños feliz).

Bueno, y mi alianza, que está hecha especialmente a medida para engarzar y complementar al anillo de compromiso, ya que iban a ir los dos en la misma mano y el mismo dedo. :) Tiene grabado algo muy especial para nosotros. Algo que sólo nosotros í­bamos a entender… :) Como mi alianza es muy finita, no cabí­a en el torno grabador, así­ que se ha grabado a mano, lo que le da aún más valor sentimental para mí­.

anillo.jpg

La liga me la regaló mi amiga Patri. La diseño y cosió ella de cabo a rabo, incluida la piedrita azul que colgaba de lazo. Todo un detalle. Gracias guapa!! :)

Las zapatillas de baile las compré en Sevilla también. Allá por Marzo allí­ ya tení­an todas las zapatillas de esparto habidas y por haber. En Cádiz, hasta más entrado el verano, no las empiezan a poner. Yo las buscaba verdes, claro, pero no las habí­a. Como ya ese dí­a me habí­a comprado el mantón marfil, pues elegí­ las zapatillas de esparto del mismo color pensando en un principio en teñirlas de color.

IMG_8273.JPG

Luego recordé que mi amiga Chari tiene unas manos de oro para las manualidades, que lo mismo te pinta un pájaro en un mantón que flores en un abanico, y le pedí­ que me las pintara con unas hojitas verdes… :) Chari, Dios no te darí­a salud en las piernas y dependes de una silla de ruedas para andar, pero te dió unas manos de ángel para creas y pintar cosas maravillosas… no sabes lo mucho que me gustan mis zapatillas de baile!!! :) Muchas gracias!!!

El bolsito que llevé fue uno de los regalos de despedida que me hicieron mis compis de curro en mi último dí­a antes de dejar Irlanda. La idea era usarlo como complemento cuando me pusiera el vestido para una fiesta (no para la boda), pero es que es tan mono, tan acorde al traje y tan práctico… allí­ llevé mis votos, por si Juan (el cura) me hací­a leer unas palabritas (que no lo hizo al final). En el bolsito también algo de dinero, mis pastillas y una barrita de labios (de vez en cuando soy coqueta…:P).

bolsito.jpg

Booda’s odyssey: el vestido (o comprar a tu gusto sin morir en el intento) II

El vestido azul estaba bien, y me gustaba, pero parece que andaba en racha y cuando fui a Madrid vi uno que me encantó.

Era un Jesús del Pozo verde de seda natural con corte de inspiración griega, muy chulo llamado Vispa.

Vestido.jpg

Tras la experiencia del Pronovias con las tallas, entré en la sección de Jesús del Pozo en el Corte Inglés de Madrid con un pelí­n de miedo. Pedí­ la talla 46 de ese vestido y al probármelo comprobé que me quedaba enorme. Uhm… no puede ser, la de arreglos que le iba a tener que hacer…

La dependienta de la boutique al verme me dijo que la mí­a era mejor una 44, y corrió a traerme esa talla. Y yo que miro a Luy (vení­a conmigo cuando lo compramos) con cara de sorpresa y pienso, anda que lo mismo si Pronovias hubiera tenido una 44 hubieran tenido una remota posibilidad de llevarse el gato al agua… XD

Definitivamente la 44 de Jesús del Pozo era mi talla. :)

Lo curioso es que de este diseñador, le habí­a echado ya el ojo a un vestido unos meses antes. Se llamaba Veral y era rojo tirando a vino tinto. Precioso, me lo hubiera comprado si no hubiera sido porque en ese momento estaba en mi habitual mood de no comprar nada… XD

Imagen025.jpg

Total que al final acabé con mi vestido verde super contenta. Porque apenas le tuve que coger nada (solo el bajo y unos de los hombros), era infinitamente más barato que cualquiera de los de novia y me lo podrí­a poner más veces (sí­, soy práctica, y qué? :P)

Lo gracioso es que después decidimos casarnos también por la iglesia, y todos andaban preguntándome si cambiarí­a de vestido. Noooo!! Ni se me ocurrió. El vestido verde me encanta y es lo que yo andaba buscando ;).

Además de ese color verde voy vestida en muchas ocasiones. Tengo dos jerseys y una camiseta del mismo tono, así­ que se podrí­a decir que es mi color… :) O como me dijo mi amiga Bea Pérez, con mi vestido de novia se me veí­a tan… yo… XD

Booda’s odyssey: las palabras que se me quedaron en el tintero

Pues pensaba yo que iba a tener que pronunciar unas palabritas (brete en el que pone Juan, el cura, a todos los novios que han pertenecido a la comunidad parroquial) y hasta me las habí­a preparado…, pero al final me libré.

Me libré no sin cierta pena, porque me hubiera gustado decirlo bien alto y claro: Luy, eres mi 42!! :) Así­ que aquí­ viene el post tontorrón del dí­a… ;)

——————————

Luy, muchas veces me has preguntado por qué te quiero tanto, hasta el punto de seguirte en la locura de ir cambiando de paí­s a paí­s.

Simplemente, te quiero.

Dentro de poco nos faltarán paí­ses en los mapas :). Da igual, no importa, nos los inventaremos. Los llenaremos de amor y ternura, de comprensión y paz, de respeto y alegrí­a, de risas. Porque, viviremos cosas increí­bles, quién sabe, incluso podrí­amos llegar a ver naves más allá de Orión1… :)

Contigo he aprendido que los pequeños detalles y gestos son los que cuentan cada dí­a. Decir te quiero con una caricia, una mirada o pronunciando simplemente «como desees…»2. Tus brazos y tu pecho son siempre mi patria y mi calor de hogar, cuando todo me parece perdido. Crees en mí­ más que yo misma, apoyándome más allá de lo que yo pudiera imaginar.

Muchas veces he vuelto atrás en el tiempo y he recordado ese dí­a en que te conocí­. Adolescentes, no pensábamos que acabarí­amos aquí­, en esta iglesia, delante de nuestras familias y amigos compartiendo la alegrí­a de unir nuestras vidas ante Dios. Quién nos lo iba a decir? Me sonrí­o al saber que Dios teje nuestras vidas con multitud de hilos y que sólo él sabe el diseño de nuestros bordados3 . En algún momento exacto, Dios decició cruzar nuestros hilos para encontrarnos el uno al otro en el camino de la vida, y por ello le doy las gracias.

Lo demás es historia, nuestra historia… :)

Y a vosotros, amigos y familiares, ¿qué deciros?… Algunos de los aquí­ presentes habéis estado desde el principio en nuestro particular cuento de princesas y piratas4, y me alegra ver todos vuestros rostros presentes compartiendo estos momentos con nosotros. Otros, no están con nosotros hoy, pero estoy segura de que están allá arriba tan felices como nosotros.

A todos quisiera daros hoy, con mi cariño más sincero, las gracias por participar en nuestra alegrí­a.

 

1: http://www.eluniversal.com.mx/espectaculos/77172.html

2: http://www.youtube.com/watch?v=_z5Vp-wIXwA

3: http://www.corazones.org/articulos/anecdotas/bordado_dedios.htm

4: http://es.wikipedia.org/wiki/The_Princess_Bride

 

Booda’s odyssey: el vestido (o como comprar algo a tu gusto sin morir en el intento)

He sido una novia rara. O al menos, fuera de lo común: mi vestido ha sido verde, y nada que ver con un vestido de novia. De hecho ni fue comprado en una tienda de novia.

De los primeros temas que hablé con quienes sabí­an que nos í­bamos a casar era del traje. Que si blanco, que si velo, que si Rosa Clará o Pronovias. Yo tuve siempre muy claro que no querí­a un vestido de novia, por lo que las tiendas de trajes para esa ocasión no estaban entre mis objetivos.

Las razones podrí­an ser muchas pero las he resumido en éstas:

1) En un primer momento la boda iba a ser civil, así­ que (con todo el respeto del mundo a quienes lo hayan hecho así­) llevar un pedazo de traje de cola, velo y cancán para una ceremonia de apenas 10 minutos me parecí­a un derroche innecesario. En Cádiz las ceremonias civiles no duran más que ese tiempo, al menos en las del juzgado. Y son super frí­as, vamos que parecen más una clase de derecho procesal que una boda. Se iba a tardar más en ponerte el traje que en lo que iba a durar la ceremonia en sí­. Así­ que llevar el vestido blanco de toda la vida estaba fuera de lugar.

2) El blanco no es mi color. Bastante pálida soy ya después de casi 6 años sin pisar la playa como para ponerme algo casi tan blanco como yo… :S

3) No me van los complementos del traje, que si velo, que si cancán, que si cola, etc… Con lo retaco que soy, me iban a empequeñecer más.

4) El gasto medio de uno de esos vestidos de novia es brutal. Más si se tiene en cuenta que en el 90% de los casos es un vestido de una noche nada más….

Aún así­, quizá para dar gusto a algunos por una vez, me decidí­ a pedir cita para una prueba en el Pronovias de Cádiz.

Ya en la petición de cita empezamos mal. Yo fui en Abril 2010 pidiendo cita para Agosto de ese año (que era cuando yo estarí­a de vacaciones por Cádiz). Al saber que la boda serí­a en Abril 2011, se empeñaban en hacerme coger la cita en Septiembre 2010, que era cuando vení­an los trajes de nueva colección. Me tuve que poner firme y cambiar el tono de voz a uno muy, muy contundente y con cierto toque de cinismo, para que me hicieran caso. Cuando les pregunté si tendrí­an para Agosto vestidos de mi talla (46 por ese entonces) disponible, me dijeron que no habrí­a ningún problema.

Llegó Agosto 2010, y a pesar de que tras mirar los catálogos online, ninguno hubo que me llamara la atención, fui con dos amigas a una odisea que recordaré toda mi vida. Pero la verdad es que me harto de reí­r al recordarlo.

Escogí­ 4 modelos de los más simples posibles. Bueno, el primero que me probé puede que no, pero es que a la modelo del catálogo le quedaba de muerte (ella probablemente era una 36, cuando yo era una 46… la diferencia se notaba… :P).

Nada más llegar me preguntan por mi número de pie para ponerme tacones (yo iba en sandalias planas) y me dan unos zapatos de horma estrecha que a los 10 segundo de puestos empiezan a hacerme daño en los huesos de los dedos… y la cosa no habí­a hecho más que empezar.

El cancán me lo ponen de corte sirena (estrecho hasta rodilla para abrirse a partir de ahí­) y de la talla (atención!!) 42… «estooo, perdone señorita yo dije en Abril que mi talla era la 46 y me comentásteis que no habrí­a problema….» No, no, los vestidos en tienda son siempre y sólo de la 42; los de la 46 los tenemos que pedir una vez nos digas (y pagues se le olvidó decir) el modelo que vas a comprar….». Ya. Pues si no me veo yo a mí­ misma con un vestido 2 tallas más pequeños que la mí­a, cómo pretendes que te compre?? :S

Total, que el allá que voy con mis zapatos de tacón de horma estrecha y mi cancán de sirena. Me mira al espejo y me recuerdo a algo… a una morcilla!! Embutida en el cancán no me podí­a ni mover. Las piernas no podí­an estar más juntas… me acordé del chiste del preservativo más eficaz del mundo… XD

La chica viene con el primer vestido, también por supuesto de la talla 42, y con una cremallera de por lo menos 60 centí­metros. La pobre sudó para meterme eso, claro. Me pidió que la ayudara empujando con mis manos hacia atrás todo lo más que pudiera la parte del talle de la tela. Al hacerlo encogí­ la tripa, y fue cuando ella logró (milagrosamente) cerrar apenas 5 centí­metros de los 60 de la cremallera. Para entonces, yo me habí­a quedado sin aire al tener la tripa metida pa dentro… :S

La tira del cuello del vestido (con escote halter) sin embargo era lo único que me debí­a quedar grande, y claro, eficiente como lo son las dependientas de tiendas de novias, me lo ajustó (demasiado) al cuello con un alfiler. Así­ que entre lo estrecho de la tripa hacia dentro, el cancán-butifarra y lo tirante que me ajustó el cuello, yo casi me da algo…. XD

Modelo-Fano-Pronovias-2011.png

Entonces es cuando dice «pásate al espejo de fuera» . Ejem… no puedo ni respirar así­ que andar, lo que se dice andar…, cómo? Pues entre mis amigas y ella me tuvieron que ayudar a bajar el escalón en el que estaba y dando pasitos de china (recordemos el efecto del cancán-butifarra y que los huesos de los pies intentaba ya escapar de su prisión) pude ir al espejo exterior a cerciorarme que el vestido blanco no es lo mí­o.

Y así­ uno tras otro, los 4 vestidos que me probé….

Modelo-Fada-Pronovias-2011.png

650-precios-pronovias-2011-modelo-faisan-coleccion-fashion-1.jpg

Además que la conversación giró unidireccionalmente. Vamos que ella hablaba, yo le contestaba con mi opinión (contraria la mayorí­a de las veces), y ella seguí­a erre que erre en sus ideas: que si velo, que si cancán, que si cola, que si encajes y predrerí­a, que si tomar el sol para no estar tan blanca (por ese entonces viví­a en Irlanda, así­ que sol poco…), que si ponerme a dieta para que el traje me sentara mejor… Vamos, la tí­a era un claro ejemplo de que no hay mayor sordo que el que no quiere oí­r.

Salí­ de allí­ con una risa nerviosa que indicaba que no iba a volver jamás. Y al dí­a siguiente en una tienda vi un vestido de fiesta azul marino que me gustó, me quedaba bien (era de mi talla) y no me lo pensé dos veces. ;)