La segunda base que tuvimos en País Vasco, fue la ciudad de San Sebastián o Donosti.
Es muy bonita, pero a mí me agobió la gran cantidad de turistas que paseaba por su boulevard o por el paseo por encima de la Playa de la Concha. Además que iban como muy puestos, muy arregladitos y emperifollados, ya desde primeras horas de la mañana. A mí que soy de las de ir en pantalónpirata o corto cómodo y camisetas de tirantes, gorra o sombrero para protegerme del sol y nada o casi nada de complementos, me hacía gracia verlas a ellas y ellos tan arreglados. ¿A qué hora se habían tenido que levantar? Jajaja.
Otra de las cosas que me pareció un poco cliché, es la Playa de la Concha… parecía que no existiera nada más en San Sebastián. Cientos de turistas haciendo fotos de las balaustradas, farolas, playa, etc…
Yo también, para qué negarlo, pero vamos, que digo yo, que alguna otra cosa habrá, ¿no?
Incluso cuando subimos al Monte Igeldo, hicimos fotos de la Concha… :P
Sin embargo, la zona del Palacio de Miramar, estaba bastante tranquila de turistas. Cosa que agradecí. :)
Durante nuestra estancia en Donosti, fue una de las pocas ocasiones, por no decir la única, en que nos llovió. En concreto una tarde, que cayó una tormenta de tres pares. pero por lo demás, salvo esas nubes que véis en la foto, ni una gota. Eso sí, había un bochorno horrible porque esas nubes no dejaban refrescar el ambiente y se notaba bastante la humedad.
Uno de esos días, decidimos acercarnos andando hasta el famoso Peine de los Vientos de Chillida. No tengo fotos, por la sencilla razón de que cuando íbamos llegando a las inmediaciones, nos topamos con este cartel…
Entre las pruebas gastronómicas que hice en San Sebastián están estos pastelitos, llamados Goxua.
Los goxua tenían una capa base de nata, con una fina lámina de bizcocho y un recubrimiento de crema pastelera y caramelo.
Si os digo la verdad, me sobraba la base de nata, que no me gustó nunca. Era tan sumamente empalagoso que no comí nada más en varias horas… que no digo que estuviera malo, que no lo estaba, pero ciertamente no es un pastelito para mí. ;)
El último día en San Sebastián el mar estaba bastante revuelto y se podían ver, incluso de lejillos, las olas rompiendo bien dentro del paseo marítimo.
Cerca del antiguo muelle pesquero, ví esta iglesia que me encantó. También con sus barquitos colgados del techo.
La zona del muelle me dió una estampa muy bonita, con este abuelete pintando los barquitos anclados a puerto.
O estas bellezas que me hicieron babear frente al escaparate del cocedero…
Y eso es todo lo que cuento de Donosti…
El resto mejor que lo descubráis y juzguéis por vosotros mismos visitando esa maravillosa ciudad. ;)