El lunes es el día en que cierran los museos, por eso decidimos que lo mejor para ese día era hacer alguna excursión a un sitio al aire libre. Además, las previsiones de tiempo parecían acompañar, así que el lugar elegido fue Zaanse Schans y sus molinos de viento.
Para llegar allí, hay que ir desde Amsterdam hasta uns estación llamada Koog-Zaandijk y una vez allí, seguir las indicaciones. Es un paseo de apenas 10 minutos.
Lo primero que se ve al llegar a la zona, son algunas casas y edificios tradicionales que sirven ahora de demostración de artes tradicionales (quesería, para hacer zuecos, relojes, etc.).
Incluso se puede ver el primer supermercado de la cadena holandesa Albert Heijn inaugurada allá por el S. XIX.
Y entonces los ves…. los molinos :)
De Poelenburg…
De Bonte Hen…
De Kat…
De Zoeker…
Het Jonge Shaap…
Y algunos más.
Siempre hay uno o dos abiertos al públicos para visitas. Nosotros entramos en el de De Zoeker, que molía frutos secos para hacer aceites. Ver moverse las aspas de cerca era una pasada… y el vientecillo que hacía también, jajaja.
Hay que decir, que Zaanse Schans es de libre acceso. Uno puede llegar allí y pasear sin problema. Si se quiere visitar algún molino por dentro hay que pagar la entrada, pero tampoco es que sea muy caro.
A la hora del almuerzo, y como ya habíamos acabado la visita a los molinos, nos acercamos a la zona de casas y nos comimos una especialidad holandesa: crepes. Sí, me diréis que más que holandesa es francesa o belga, pero vamos, los holandeses la han adoptado como suya… y han adaptado el tamaño. ;)
Enormes. Pedimos una salada para cada uno y una dulce, a modo de postre, para compartir… cuando vimos el tamaño alucinamos. :) Menos mal que teníamos hambre, jajaja.
Luego estuvimos curioseando por las tiendas de allí. Algunas tenían demostraciones de cómo organizaba una fábrica de quesos, otras demostraciones de cómo se hacían los típicos zuecos de madera holandeses.
A mí me hicieron gracia esos zuecos de madera tallada, aunque ahí se quedaron (a ver qué iba a hacer yo con ellos en casa, jajaja). Sé de más de una que hubiera suspirado por este otro modelo de zueco, hecho con Swarosky y enorme….
Yo, puestos a llevarnos algo de la fábrica de zuecos (y con permiso de Luy), me hubiera llevado al Sr. Zuequero… ejem…
Pero me temo, que ni tenía permiso, ni me cabía en la maleta, jajajaja. Tengo que decir, que en realidad, el Sr. Zuequero ese sólo estaba en la postal, porque lo que era el que hacía las demostraciones…. jajajajaja.
Hicimos las compritas de souvenirs pertinentes, dimos un breve paseo de regreso a la estación admirando de nuevo los molinos, y nos dirijimos a Amsterdam.
Había sido una excursión de medio día (literal :P). Cuando llegamos a Amsterdam, tuvimos tiempo de irnos de paseo y hacer fotos.
Una nota, si queréis ver más molinos se puede ir a los de Kinderdijk, cerca de Rotterdam, y que están declarados Patrimonio de la Unesco. Nosotros los pusimos en nuestro planning, pero al final no fuimos.
Habrá que regresar alguna vez a Holanda para las cosas que nos quedaron pendientes…. ;)