A estas alturas del viaje, los castillos, los templos y los santuarios empezaban a parecerse unos a otros. Había leído que el acuario de Osaka era digno de ver, así que allí que nos fuimos de cabeza. Por cambiar de aires…
Y no nos defraudó. :)
Tiene muchísimas especies, no sólo peces, sino también medusas, focas, pingüinos, cangrejos, etc. Sin duda las estrellas son las ballenas y las mantas.
Os pongo fotitos de algunos otros bichejos que vimos allí.
Al final de la visita, tienen un tanque bajito con agua donde hay tiburones pequeños (marrajos) y mantas.
Se pueden tocar. Y sí… Luy no se atrevió, pero yo sí! :)