El viaje con mis amigas este año ha sido a País Vasco. Supongo que lo habréis adivinado, ¿no? ;)
Nuestro primer destino fue Bilbao. Yo me fui en tren desde Madrid. No se tarda mucho, aunque yo no soy objetiva. En los trenes paso todo el rato leyendo, así que me entretengo y se me hace más rápido el camino.
Al llegar a la estación, me topé con esta preciosa vidriera.
Este viaje ha sido también un descubrimiento de la gastronomía local. A mí me gusta probar lo que se cuece u hornea en las cocinas locales.
Lo sentí mucho por una de mis amigas que decía que durante este viaje había comido fatal (no la saques de los potajes, porque incluso una tortilla de patatas la considera no comer…). Lo sentí por ella, porque se pierde muchas cosas buenas que nuestro país (y cualquier otro lugar del mundo) nos ofrece. O quizá la suerte de ser tan comilona en mi caso, me abre puertas a otro tipo de turismo, que da muchísimas satisfacciones. :)
Y como siempre me pasa cuando viajo, que dejo algo para volver una próxima ocasión, en cuanto a gastronomía local, me faltó por probar, entre otras cosas, las famosas Carolinas de Bilbao.
Aquí, adornadas para celebrar la victoria del Athletic de Bilbao frente al Barcelona en la Supercopa de España.
Una de las cosas que más nos gustó, fue el recorrido de una hora en barquito que hicimos por la ría de Bilbao. Nos hizo muy buen día, aunque en las fotos el cielo parezca cubierto de nubes. En realidad, tuvimos bastante suerte con la climatología, y salvo una tarde en San Sebastián, cuando nos llovió, el resto del tiempo nos hizo sol y calor. Yo vine hasta con colorcito y la señal blanca de mi reloj… jaja.
El ayuntamiento de Bilbao es muy bonito y luego lo pudimos observar llenito de aficionados al fútbol celebrando que el equipo había ganado la Supercopa. Aquí ya se estaba preparando para las celebraciones que vendrían luego, con un cartelón enorme que dice «Campeones» en euskera.
Luego lo veríamos lleno de aficionados vestidos con la camiseta del equipo de fútbol…
La siempre impresionante escultura «Maman» nos recibió al pasar por el museo Guggenheim.
No visitamos el museo por dentro, no soy yo mucho de arte moderno y contemporáneo, pero reconozco que por fuera es precioso y muy sugerente.
La escultura de la araña también tuvimos ocasión de visitarla en un paseo a pie que dimos por esa ribera. Es, sin duda, la atracción más fotografiada de la zona, y resultaba casi imposible hacerse una foto bajo sus patas sin que hubiera más personas en el encuadre.
A mí, siempre me ha gustado mirar hacia arriba, y eso es lo que me libró de pasar horas y horas esperando que los demás turistas se quitaran de enmedio… Está mal que yo lo diga, pero esta foto me salió bien ;)
También hicimos una vista a «Puppy«, de Jeff Koons.
Había opiniones dispares sobre si Bilbao era bonito o feo. Había escuchado gente que decía que era fea y otros que no. Supongo que antes del boom de las reformas y regeneración llevadas a cabo a raíz del Museo Guggenheim, Bilbao no era más que una ciudad industrializada enfocada al puerto y los astilleros. De ahí que quienes la visitaran en esa época, me dijeran que era feucha y desangelada.
Lo cierto, es que a mí me ha gustado mucho. Claro que yo siempre fui rarita en cuanto a gustos (os he dicho que Florencia no me enamoró cuando la ví ? :P).
Entre eso y que siempre intento buscar cosas curiosas y bonitas a mi alrededor, pues me quedé prendada de alguno de sus detalles, durante ese paseo en barco por la ría.
Ya por la tarde, empezamos a ver el ambientillode fiesta formándose alrededor del Ayuntamiento…
Pero teníamos pocos días en Bilbao y no queríamos desaprovecharlos. Nos escabullimos de las mareas rojiblancas y pusimos rumbo directo al mirador del Monte Artxanda, subiendo en funicular (o es tren cremallera?)
Las vistas son magníficas desde allí. La verdad es que desde ahí arriba se puede comprobar, por qué se le dice a Bilbao el «bocho», y es que está como metida en un hoyo…
No sé si lo véis bien, pero ahí se observa el puente frente al Ayuntamiento, llenito de seguidores del Athletic de Bilbao (con sus camisetas rojiblancas)
También dimos un paseo cuando ya anochecía que nos dejó en la retina imágenes para el recuerdo.
Pasamos unos cuantos días disfrutando de Bilbao. Usábamos la ciudad como nuestra base y punto de partida para otros destinos a sus alrededores y por la noche, regresábamos para cenar en cualquier de los locales de pinchos de la Plaza Nueva (Restaurante Víctor Montes o Café Bar Bilbao, por poner algunos ejemplos, pero hay muchísimos más).
Luego viajamos a San Sebastián, que sería nuestra base de operaciones por los siguientes días. Pero la última noche, regresamos a Bilbao, ya que mi tren y el avión de mis amigas, partía desde allí.
En este último día, decidimos visitar la Basílica de Nuestra Señora de Begoña, patrona de Bilbao y de Vizcaya. La basílica era muy bonita y la Virgen me encantó.
Aunque si he de ser sincera, la talla me gustaba más sin esos ropajes de tela. Siempre me han gustado las Vírgenes sedentes tal cual fueron talladas y policromadas en madera.
Y eso ha sido todo con respecto a Bilbao.
Los próximos posts hablarán un poco sobre los sitios y excursiones que hicimos alrededor de Bilbao.
¡Qué bonito Bilbao! estuve hace muchísimos años en plan visita express de un día. Me encanta el norte de España, supongo que es por ser lo que mas he visitado del país jajaja pero la combinación montañosa con ese mar bravío me encanta.
Estoy deseando leer los siguientes post sobre las excursiones a los alrededores :-)
A mi los paisajes del País Vasco me recordaban mucho a Suiza, salvo que con playa.
La verdad es que me sorprendió y gustó bastante… :)
Pues yo no he estado nunca pero desde luego en las fotos se ve precioso, vamos, que no me importaría visitarlo vaya. un beso!
Pero haz también la ruta gastronómica, que no veas lo bien que lo vas a pasar, jejeje.
La gente era muy amable y el tiempo se portó mejor que bien (hasta 32 grados llegamos a sentir en País Vasco…)