Febrero se está acabando y los días se notan cada vez más largos. Ya no anochece a las 4:30h y es una alegría comprobar que la luz solar se alarga poco a poco.
Este año no ha nevado en ciudad. No, al menos, desde la última semana de noviembre. Y las temperaturas han sido bastante agradables. Tener el termómetro por encima de los 4 grados es un gustazo del que hemos disfrutado este invierno. En algunos casos puntuales han llegado a alcanzarse hasta los 16 grados (aunque nosotros, por esas fechas, estábamos pasando las navidades en España).
Mi alma de pesimista incorregible sigue pensando que las nevadas y las bajas temperaturas tendrán que venir de un momento a otro… pero, mientras, disfruto de algún que otro domingo soleado de paseo por el Park im Grüene (en la vecina Rüschlikon).
Las vistas que tenemos desde allí, lo dicen todo. :)
Al menos allá arriba hay nieve. Aunque no la hubiera, el espectáculo que nos regala cada día la vista de esas montañas es una maravilla por la que dar las gracias. :)