Es lo que tiene irse de vacaciones a una casa a la que faltan por poner unos detalles… que te piensas que eres el de Bricomanía y que está tirado.
Tras varias vueltas al Leroy Merlín, al Corte Inglés y al Ikea, por fín conseguimos algo que fuera sencillo a la par de “moelno” para la puerta que va de la terraza al salón de casa (casa = Cadiz).
En concreto fue un panel japonés. Lo que no nos pensamos es que, a la hora de colocarlo, casi nos gana la batalla…. :S. A modo de Fotoblog, os narro la historia.
Panel Japonés (1er intento)
A ver… Empiezo a hacer el agujero en el techo para colgarlo a la manera tradicional…
Uhmm… el taladro falla? Está cargado, no?… no lo entiendo… por qué se para entonces?
Ostia!! una viga!!! Madre… que tiramos la casa abajo.
Panel Japonés (2ndo intento)
Tras una vuelta de nuevo (y era la tercera, yo creo) al Leroy Merlín Luy regresa con unas “escuadras” (no tengo ni idea de cómo se llaman), para aguantar la estructura del panel japonés al frente de la pared en lugar de al techo.
Tras una visita pertinente al mercadillo de los gitanos en San Fernando (al de Cádiz fui pero ese día estaba “apasguatá” y no recordé que había que comprar tela para cortinas…), me hice con una magnífica pieza de 3 metros que me encargué de preparar y cortar, para que luego mi madre (para que estarán si no, las pobres…) cosiera a máquina.
Resultado final:
La verdad es que ya me voy acostumbrando… pero al principio de entrar en el salón aquello parecía la casa de la rana Gustavo, el reportero más dicharachero de barrio Sésamo… todo tan verde… (Incluídas las camisetas de Luy…) XDD
Os está quedando chuli la casa. Tienes que poner más fotitos :D
.. cuando terminemos las otras cortinas xD
Es lo que tiene el bricolage. Uno empieza de buenas, a temperatura ambiente, y a medida que cosa se tuerce empieza a entrarte un agobio y un calor que hace que te sobren camisetas…. jajajaja