Así estoy hoy.
Iba a escribir cómo fue el segundo día de nuestra visita a Dublín, pero los ojitos se me cierran delante de la pantalla, y eso que no son nada más que las 16’50h de la tarde.
Hoy no fui a la Embajada por la tarde; cuando terminé de trabajar lo único que me apetecía era regresar a casa, ponerme el pijama y meterme entre las sábanas de mi cama.
Y desde ellas es desde donde estoy escribiendo este breve post. :) Ya tendré tiempo de contar mañana como fue la jornada alcohólica de la visita a Dublín, si es que ni Luy ni Ana se me adelantan… o lo mismo la escribo dentro de un rato, esta noche, cuando haya dormido un poco.
Ahora sólo quiero descansar, y olvidarme de que mi nariz está roja como un tomate, mis ojos lloran como con la cebolla y mi garganta nota todas y cada una de las cicatrices que le provocan las cosas sólidas… y que tengo mi cuerpo llenito de virus!