La ciudad de Tottori es digna de ser visitada por echar un vistazo a sus dunas de arena, un rectángulo de 2 Km de norte a sur y de 16 Km de este a oeste. Casi ná…
Subirlas a veces se convierte en una tarea complicada, sobre todo si hace un sol de justicia acompañados de más de 30 grados de temperatura. Me llegué a sentir realmente como uno de esos personajes de película que se pierden en el desierto… deseandito llegar a un sitio con agua dulce y sombrita :)
Arriba de la duna, se estaba fresquito debido a la ligera «brisilla» (más bien era levantera) que corría… :P Claro que era preferible eso al calor asfixiante de un par de metros más abajo.
La visita a Tottori la completamos con el Museo de Esculturas de Arena, cuyas obras cambian cada 6 meses, aproximadamente, por razones obvias ;) A nosotros nos tocó una exposición sobre el sudeste de Asia.
¿Os ha gustado? A mí me encantaron… eran enormes! Las esculturas más pequeñas eran tamaño persona. Con eso creo que lo digo todo :)
En cuanto a las dunas, era raro comprobar que no habían muchos occidentales visitándolas :D. Había muchos japoneses, pero occidentales no tantos. Y es una pena, ¡porque de verdad que merece la pena la visita!
Nos quedó pendiente bajar a la playa. Habra que dejarlo para la próxima vez.
Impresionante y precioso.