La última de nuestras visitas fue a Locarno, también a unos 30 minutos en tren desde Bellinzona. Según nuestra guía Lonelyplanet, Locarno ,»con sus palmeras y sus tan cacareadas 2.300 horas de sol al año, ha atraído a turistas del norte a su ambiente cálido, de estilo mediterráneo, desde finales del siglo XIX.» Y no dudo de que tenga palmeras, horas de sol y ambiente cálido, pero nosotros no los vimos :P


Desgraciadamente, visitamos Locarno en los días que más nos llovió, incluso hizo frío, así que no era plan de pasear demasiado por las calles, ni aún debajo de los paraguas. Afortunadamente, por otro lado, Locarno también tiene alguna que otra calle porticada y nos dedicamos a pasearla arriba y abajo y a disfrutar de sus cafés y su gastronomía :)
Con una población de 15.303 habitantes (datos de diciembre de 2011), es la tercera ciudad de mayor importancia del Ticino y también es la ciudad más baja de Suiza al estar a poco más de 190 metros sobre el nivel del mar. Estando a las orillas del Lago Maggiore, su actividad principal es el turismo.
Entre nuestros objetivos estaba ver el santuario de la Madonna del Sasso (1480) , que es un santuario situado en Orselina sobre la ciudad de Locarno y al que se puede acceder, además de por un camino tipo vía crucis, tras un breve viajecillo en funicular (adivinad cuál hicimos nosotros… :P)






La ciudad tiene varios edificios importantes, sobre todo iglesias, y un castillo (Catello Visconteo) del que se dice fue diseñado por Leonardo Da Vinci. Nosotros intentamos pasear un poquito y ver algunos de esos edificios aunque por fuera. Al castillo no llegamos, así que ya tenemos otra razón para regresar, además de para poder ver las vistas del lago Maggiore y hacer un crucerito en barco en un día de sol :)





Lo que sí visitamos fue la Falconería, donde hacen una pequeña exhibición sobre el antiguo arte de cetrería, o caza con rapaces. Yo lo disfruté como una niña viendo buhos, águilas imperiales, águilas reales, halcones y buitres… :D ¡Qué bonitos me han parecido siempre estos últimos!






Algunos de los bichillos se negaron a volar, como el buho ártico… se ve que no le gustaba mojarse, jajaja.
Sin duda, es una ciudad para regresar. Luy se quedó con las ganas de subir hasta el monte Cardada Cimetta, donde yo veo difícil que suba, sobre todo porque hay que subir en cablecar y en telesilla (con el pánico que me dan). Aunque reconozco que las vistas desde la plataforma mirador de allá arriba, en día claro, tienen que ser espectaculares….